lunes, 24 de octubre de 2011

Verborrágicos 1


Y de repente, no sé qué pasó, pero se hizo de día… y escribí. 
Escribí hasta el cansancio y mi cabeza no podía parar.
Él me dijo que tenía que escribir todo lo que pensara, 
que a lo mejor algún día alguien lo leía y, con suerte, le sería útil también a ese alguien.
Para mí que es para mantenerme ocupada que me lo dice, 
pero resulta que, a medida que voy escribiendo, se me vuelven livianas las ideas, 
como si liberara memoria en la compu, ¿viste? 

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