jueves, 6 de octubre de 2011

y bajé dudando nomás...



Yo la vi en el subte, con esos faroles verdes llenos de lagañas y un chupetín gigante, de color azul, que casi no entraba en su diminuta boca.
Sus hermanos, o los que iban con ella, se peleaban a ver quién debía “pregonar” en el vagón, mientras discutían por quién se quedaba un ratito con el chupetín azul.
Se sentó cerquita mío y la saludé con la mano, sólo atinó a mirarme, entre sorprendida y desinteresada. Dio media vuelta… y se fue con sus compañeros de ruta, que recolectaban los logros de un no muy buen pregón.
Y en ese momento fue cuando me di cuenta de que se me empañaba la vista… por una milésima de segundo pensé en esas lagañas, las ropas sucias, el pelo desprolijo y corto, al menos en lo que a mí me parecía para una niña tan bonita, y la imaginé jugando en el verde del fondo… sí, la imaginé corriendo detrás de los perros, que desesperados también corrían queriendo escapar a sus manos y poner a salvo sus colas y pelos.
Y fue una milésima de segundo, nada más… y alcanzó para poner en duda el optimismo, los deseos, los colores. Todo.
Y me bajé dudando nomás…

No hay comentarios:

Publicar un comentario